Nos guste o no vivimos en una sociedad enamorada de la eterna juventud, la cirugía estética no es la única solución para parecer más joven, hay muchas más y yo os enseñaré las pautas necesarias para hacerlo.
Antiguamente las hijas queríamos parecernos a nuestras madres y nos colocábamos sus complementos y vestidos; en la actualidad ocurre lo contrario son las madres las que quieren parece a sus hijas y poder usar esas prendas tan monas que compran en tiendas donde no hay lugar para ellas.
El truco no es el bisturí chicas, el truco es encontrar el equilibro armónico entre físico-estilo de vida.
Lo más importante es conocer tu cuerpo, intentar disimular lo que no te gusta y potenciar tu belleza natural.
A veces nos obsesionamos en ocultar lo que no nos gusta y nos olvidamos de realzar nuestras partes más bonitas.
Hay que tener ilusión y sobre todo hay que estar abierta a todos los cambios.
No podemos olvidar observar nuestro físico, tangamos la edad que tengamos. Mírate al espejo con actitud autocrítica y adapta la moda a tu silueta.
Por último piensa y estudia tu estilo de vida, es fundamental. No debemos de imitar a nadie, solo ser nosotras mismas. Tu estilo de vida marca tus necesidades, por lo que os aconsejo estudiarlas y analizar vuestras necesidades.
¿Queréis ser invisibles o visibles?
Seguro que en algún momento de vuestra vida habéis experimentado la necesidad de ser muy visibles o practicamente invisibles; y es que queridas amigas la mujer ideal siempre ha existido y existirá, no es cosa de la edad, es cosa del estilo.
Si quieres ser visible tienes que buscar dos conceptos básicos en tu estilo: actualidad e imagen juvenil. Usa complementos más originales, colores que te favorezcan, prendas de diseño, tejidos innovadores, nuevo peinados y un maquillaje más personalizado y profesional.
Si quieres ser invisible tienes que basarte en un estilo clásico y un poco aburrido o monótono.
En momentos determinados de nuestra vida nos apetece ser este tipo de mujer por lo que os recomiendo: prendas serias, menos diseño, colores y complementos neutros, ropa no ajustada, peinados estandarizados y un maquillaje natural.
Cuando una de mis clientas llegó a los "temidos" cuarenta su preocupación era volverse invisible; nunca le había interesado su imagen pero eso de ser invisible empezó a inquietarle y no gustarle demasiado.
En ese momento pensó en mi, quería recurrir a la cirugía estética pero antes quiso poner en practica mis servicios de asesoría de imagen.
Esta opción fue menos dolorosa, menos costosa y muy gratificante.